Parte 4: Sin pescado concebido…
-“… hola Rosana… buen día”
-“… hola Alejandra, ¿cómo estás?”
-“… bien… esperando que venga Francisco para ir a boludear un rato a la pieza…”
-“… ¡Qué bien!… yo al… (gesto con palma de la mano hacia abajo y a media altura…) lo tengo sin boludear hace rato…”
-“… Pero Rosana… no seas así, pobreeee…”
-“… ¿pobre? ¿POBRE? Es un hdp… ¿no viste en el boliche del hotel como se hacía el lindo moviéndole la cinturita a las yanquis del casamiento?”
-“… pero no te hagas la cabeza… si a tu pioresnada no le da ni para un casting del Señor de los Anillos…”
-“… no Güesito… estás muy equivocada… así como lo ves, así de porquería, así que no vale nada… no te das idea… es una cosechadora el petiso… es un tren bala… un leñador… no, no sabés… decí que lo tengo siempre ahí, porque soy una bomba sensual… ¿viste? que si no…”
Alejandra supo en ese momento, como buena veterana de la vida, que no valía la pena seguir con el tema. Menos aún, intentar visualizar lo descripto.
Pero para suerte de ella… (… o no…)
-“… hola, hola…” saludó la sonriente Fernanda, sacudiendo la reposera y subiéndose de un saltito… “¿de qué charlaban?”
Ale revoleó los ojos hacia el mar… como queriendo hacer la “Gran Alfonsina”
-“… de mi potro salvaje hablábamos…” dijo Ro…
Fernanda quedó un rato pensando, luego otro rato dudando y otro rato desconcertada… pero nunca abandonó la sonrisa…
-“… buen díaaaaa…” sorprendió Patricia saludando al grupo… “¿cómo están chicas… que cuentan…?”
-“… les estaba contando de mi depredador, de mi asesino serial…”
Pato se sentó en la reposera más cercana y sin pestañar quedó esperando algo más que la ubique en algún contexto terrenal, que la acerque al mínimo atisbo de poder internalizar ese fantástico comentario con el escéptico entorno real. La miró a Alejandra y notó su gesto extraviado hacia el mar, buscó una seña de Fernanda, pero sólo encontró una expectante estatua sonriente mirando a Rosana.
Al rato, Luis, que esa mañana había abandonado la práctica del burbujeo marítimo, se incorporó silenciosamente al destacado grupete que ya parloteaba diversos temas en la candente arena.
Luego de 15 minutos de escucharlas, Luis enfiló al barcito más cercano para pedirse un ron. Terminado el trago pero no la ingesta de palabras femeninas, enfiló nuevamente hacia aquella barra solicitando un “Alcohol Boricado doble en las rocas”… y luego un “Kerosene batido”… y otros…
Un tanto más tarde, llamaron a Seguridad del hotel, cuando el entonado y alienado oyente pedía a los gritos un revólver…
A la tarde, ya buceados y comidos, las actividades eran variadas…
Juan lo homenajeó a Nico con un brindis y una torta con una velita, porque hacía un día que su festejado compañero de pieza no perdía nada.
Nano, Fervi, Federico, Augusto, Ernesto, Luis y Matías, al ver que desde la playa venían caminando Lito y Marina, se pararon en el tablero de ajedrez, quedando estáticos como piezas del mismo. Augusto, para que el disimule sea fidedigno, le hacía “señas por lo bajo” a Santiago, para que se agregara a la parodia como Peón.
Ángeles y Exequiel… creo que… a ver… esteee… ¿no sé?
Iria, que recién llegaba al mar luego de acomodarle con gel los pelitos a Carlitos, se incorporó al conventillo de la playa (Patricia, Mara, Fernanda, Rosana…) que seguía con temas trascendentes tales como:
-Mi ansiedad y yo…
-No tengo que ponerme…
-Mis vecinos gimen a propósito…
-Mi marido es un boludo…
-El mío también…
-Y el mío…
-Ahá…
Que interesante resulta el…
-“… Pssst… Fiuu… Euh…”
¿Qué pasa?”
-“… relataste las actividades de todos menos del Mono y Ale…”
¿Y vos quien sos?
-“… tu subconsciente…”
¿Mi subconsciente…? Me parece que serías mi “inconsciente”… o en serio pretendés que describa lo que sería EL Mono y La Güesito, “boludeando” en la habitación…”
-“…Uh… tenés razón… disculpame…”
Que interesante resulta el compartir, cuando el respetar es el núcleo del crisol de personalidades y cuando el cuidado del pensamiento del otro deriva en un convivir homogéneo, alegre y vivaz.
Es una pena que no haya ocurrido en este viaje…
Continuará…
(Pero ya en Playa del Carmen)